Una de las claves para lograr la presencia humana sostenible en otros planetas es el aprovechamiento al máximo de los recursos locales, también conocidos como recursos in situ, ya que, según afirman desde la NASA, estos materiales pueden utilizarse para construir tanto hábitats y escudos contra la radiación como, así también, carreteras, y plataformas de lanzamiento y de aterrizaje.
En ese contexto, la Dirección de Misiones de Tecnología Espacial de la NASA está trabajando activamente con programas y socios de la industria para desarrollar estas capacidades con el objetivo de ayudar a los futuros exploradores de la Luna y de Marte a fabricar lo que necesiten en esos entornos, ya que estas tecnologías no solo prometen avances para el espacio, sino que, también, ofrecen grandes beneficios para la Tierra.
Uno de los proyectos más destacados en esta línea es el de Tecnología de Construcción Autónoma Planetaria de la Luna a Marte (MMPACT) que es financiado por el programa de Desarrollo Revolucionario de la NASA y gestionado desde el Centro Marshall en Alabama, Estados Unidos, y que investiga el uso de impresión 3D robótica a gran escala. El enfoque se centra en la utilización de materiales simulados de la superficie lunar y marciana- conocidos como regolito-, y, aunque pueda parecer de ciencia ficción, las demostraciones ya realizadas afirman que esta tecnología es muy factible de llevar a la práctica lo que abre la puerta a construir infraestructuras en otros mundos con materiales del propio terreno.
Viviendas en la Luna y en Marte: ¿sueño o realidad?
Además, con la ayuda de socios de la industria y de varias universidades, el proyecto MMPACT también está desarrollando tecnologías para procesar materiales de construcción a partir de los recursos lunares y marcianos. Estos materiales utilizan aglutinantes como el agua, que podrían extraerse directamente del regolito local, reduciendo, de esa manera, la necesidad de transportar suministros desde la Tierra. Por su parte, el propio regolito sirve como agregado en la fabricación de un tipo especial de hormigón adaptado al entorno espacial.
La NASA lleva décadas evaluando estos compuestos, trabajando desde los inicios con el doctor Behrokh Khoshnevis, pionero en impresión 3D a gran escala y profesor en la Universidad del Sur de California, Estados Unidos, quien ya desarrolló varias técnicas innovadoras de impresión 3D para construir en otros planetas, dentro del programa de Conceptos Avanzados Innovadores (NIAC) de la NASA.
Una de sus principales propuestas es el proceso de contorneado, que consiste en fundir el regolito y mezclarlo con un aglutinante para, luego, extruirlo capa por capa mediante una boquilla. Esta técnica permite fabricar de manera autónoma estructuras sólidas y resistentes, mientras que las aplicaciones incluyen desde escudos contra la radiación hasta plataformas de aterrizaje para cohetes, absolutamente esenciales para las futuras misiones espaciales sostenibles tanto a la Luna como a Marte.
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