Thursday 15 de May de 2025
PESCA | 29-04-2025 15:15

En Chasicó, el pejerrey está en la salada espera

El aumento de caudal ilusiona con la baja de la salinidad del agua y la reaparición del pique. Los lugareños se aventuran a pensar en una buena temporada el año próximo.  
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La laguna de Chasicó ya no es el paraíso pesquero de antaño, donde abundaban los pejerreyes gigantes. Su alimentación, basada en alevinos de su propia especie, zooplancton y artemia salina, explicaba esta exuberancia. Aunque ocasionalmente consume mojarras, lo hace por confusión, tomándolas por alevines; no es parte de su dieta habitual. Podríamos decir, de forma figurada, que presenta un comportamiento antropofágico. La baja del nivel llevó al aumento de la salinidad y la desaparición del pique, y desde hace temporadas está fuera del circuito de los pescadores. 

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Conversamos con Claudio, el guía referente de la zona, conocido por todos como "Ruso". Nos explicó que, si bien el nivel del agua ha subido en los últimos meses, aún dista del ideal. Además, la incertidumbre sobre si hubo desove el año anterior, debido a la alta salinidad y la baja cota, hace que la pesca sea nula. Hace pocos días, tres embarcaciones salieron a pescar sin registrar ni un solo pique, a pesar de observar peces saltando, lo que indica que están bien alimentados. Intrigados, consultamos al biólogo Fabián Grosman, quien nos informó que el espejo de agua está invadido por artemias, pequeños crustáceos blancos y peludos, observados en millones en la superficie, un fenómeno inédito. Existen cinco variedades de artemia, tema que investigaba Gustavo Berasain, recientemente fallecido. Según Grosman, la variedad presente en Chasicó es la artemia salina; las demás mueren con el ingreso de agua dulce o por exceso de salinidad.

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El pejerrey, actualmente disperso en las profundidades, se alimenta de artemias abundantes y ricas en nutrientes. Los lugareños estiman que la laguna no recuperará su población pesquera hasta 2026, basándose en ciclos de recuperación observados tras anomalías similares, como la de 2013, donde la pesca se recuperó recién entre 2015 y 2016.  Grosman recuerda que en la década de 1940 la salinidad era tan alta (100 gramos por litro) que ni las artemias sobrevivían. Posteriormente, el ingreso de agua dulce de lluvia incrementó el nivel superficial y diluyó la salinidad, favoreciendo el desarrollo del pejerrey. La ausencia actual de otras especies como dientudos y mojarras sugiere que la recuperación del pejerrey dependerá del desove, posiblemente en 2027 si las lluvias se normalizan y el régimen hidrobiológico mejora. De ser así, se espera una explosión en la población y el tamaño del pejerrey, beneficiando tanto a los pescadores como a la comunidad local, cuya economía depende en parte del turismo pesquero. Que así sea. 

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Daniel Console

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