Wednesday 14 de May de 2025
PESCA | 01-05-2025 10:00

Carnadas de pejerrey: el detalle que marca la diferencia

Es el elemento atractor por excelencia de los flecha de plata, que debe llegar al agua bien conservado y bien presentado. Claves.
Ver galería de imágenes

Estamos en el mes de inicio fuerte de la temporada de pejerreyes y muchos pescadores están ansiosos por estrenar equipos nuevos o usar líneas especiales que armaron con primorosa paciencia. Lo que a veces olvidan es que hay que prestarle vital atención a un elemento fundamental, que es precisamente ese por el cual pica el pez: la carnada.
Aquí haremos un repaso de los cebos más usuales para el pejerrey, contemplando algunas particularidades regionales que en determinados sitios marcan la diferencia.  

Carnada viva

La más popular de las carnadas es la mojarra viva, que rinde en casi todos los ambientes fluviales, palustres y diques de nuestro país. Para que esté en óptimas condiciones, mantenerlas vivas con un aireador es clave. Otra forma es renovarles el agua, para lo cual hay baldes dobles que permiten retener las mojarras en su colador y usar el otro recipiente para reponer agua fresca. 
Pero la mojarra no es la única carnada viva útil: también resultan muy eficaces las madrecitas de agua (morenitas para algunos), que andan muy bien enhebradas en ramillete en sitios puntuales como el Pejerrey Club de Quilmes, por ejemplo. Hay que decir que va muy bien para pejes de medianos a chicos, por lo cual este cebo se va a acomodar mejor en la boca pequeña de esos peces que una mojarra, especialmente si no conseguimos mojarras chicas.

0422_carnadaspeje

Un buen tip, si compramos la bolsa de carnada viva un día antes, es meterla en la parte baja de la heladera, para que las mojarras bajen su metabolismo y se aletarguen. Y si vamos a transportarlas por varias horas antes de la pesca, llevar las bolsas acostadas, en una heladera y con un par de bloques de gel o alguna botella plástica congelada. Eso logrará el mismo efecto. Una vez abierta la bolsa y pasadas al balde, el uso de aireador (a pilas o USB) contribuirá a que tengamos carnada viva todo el día. 
Por supuesto que si sobran mojarras podemos conservarlas (muertas) para usar en otra pesca, para lo cual las vamos a poner en un colador con sal y azúcar, dejándolas unas 10 horas. Luego podemos enjuagarlas muy brevemente para retirar el exceso de sal, pasarlas por papel secante y ponerlas entre dos separadores de freezer, o bien pasarles un pincelito con aceite de pescado, colocarlas en papel de rollo de cocina con otro papel arriba y así vamos stockeándolas en capas. Al tener todas, las embolsamos y mandamos a la parte baja de la heladera. 

Camarón de agua dulce

En ciertos momentos del año como son los meses más fríos, o en algunas lagunas puntuales como San Miguel del Monte (o como era en Lobos cuando tenía pesca) o el río Salado, el camarón de agua dulce es un cebo perfecto. Su dificultad es que se sale fácil de los anzuelos, por lo que en cada clavada posiblemente tengamos que reencarnar todos los anzuelos de la línea.
Se los obtiene pasando un copo de malla fina en los embarcaderos y costaneras de las lagunas, o bien en las barrancas del Salado. Perderemos unos minutos de pesca en esta tarea, pero tendremos un cebo muy eficaz que puede marcar la diferencia.
El tip: una vez que sacamos los camarones del copo, los pondremos en un recipiente de telgopor con algo de harina de maíz que facilitará su manipulación. Y es clave que no les dé la luz solar, pues morirán rápidamente. Así que encarnamos dos o tres por anzuelo y guardamos el tarro en zona oscura.

0422_carnadaspeje

Filet blanco y coloreado

Los filetes de pescado son excelentes como cebos únicos o complementos de otras carnadas. Es decir, podemos usarlos solos, de una sola pasada en el anzuelo, o bien como remate de una mojarra viva enhebrada en la pata del anzuelo.
La relación del tamaño del filet con el anzuelo es clave, por lo que aconsejo que una vez hecho el filet de mojarra o dientudo con un cuchillo filetero que nos permita dejar 1 mm de carne pegada al cuero y desechar el resto, cortemos las lonjitas de lomo a panza en diagonal, teniendo en cuenta que debemos dejar cada filet de un largo y medio del anzuelo. Es decir: a un anzuelo de 1 cm de pata le colgaremos una lonja de 1,5 cm y 0,5 cm de ancho, siempre pinchando por la parte del lomo del filet y dejando la parte blanca flamear como banderita. 
Antes del corte, si es de nuestro agrado, podemos colorearlos con colorante de torta, algo que suele andar muy bien en el Río de la Plata y las lagunas. En este caso, los filetes pueden ser de mojarra, de dientudo o del propio pejerrey (aconsejo usar juveniles de unos 20 a 25 cm), pues el peje tiene más resistencia que los otros peces. 
Otra especie que suma es la sardina. Cuando logramos una en el Guazú, procederemos a hacer los filetes bien devastados y acoplar una pequeña tirita a nuestro encarne habitual. El aceite de esta especie es muy atractivo para las flecha. Para hacer los filetes descamamos la pieza (de las especies antes descriptas), hacemos los filetes y devastamos su carne para dejar 1 mm de carne pegada al cuero, y luego los pasamos por el colorante preparado y lo dejamos secar. Una mínima salazón y a guardarlos entre dos vidrios apretados por un peso un día en la heladera. Luego podemos conservarlos entre separadores de freezer. Un tip: para no quedar con las manos entintadas, usar guantes descartables de metacrilo, los mismos que utilizan los cocineros para manipular carnes y pescados. En cuanto a los colores, azules y rojos van bien en el Riopla; y el rojo, verde y amarillo hacen que el peje marque preferencias por uno u otro en distintas lagunas. Haga la prueba. 
Por último, un secretito poco difundido: el filet de trilla (pequeño pescado marino de tono rojizo), bien rebajado y salado (cosa que acentúa su tono rojizo) será muy eficaz, especialmente en días de poco pique. Su carne aceitosa, muchas veces, hace la diferencia.

Gusanos y lombrices

Nunca hay que descartar la carnada universal: la lombriz. Ya sea como cebo único o combinado, en expresiones mínimas como las tubifex que usan los concurseros o en tamaños dedo, las lombrices suelen sorprendernos con buenos flecha de plata. Si la usamos combinada, poner arriba en la pata del anzuelo la lombriz y rematar con filetes para evitar descarnadores. También podemos voluminizar el cebo pasando la lombriz hacia la brazolada, para permitirnos el uso de un anzuelo chico que pinche todo lo que pique, pero presentando un cebo atractivo en tamaño.
Los gusanos de mosca o asticot (para los franceses) son tremendamente degustados por pejerreyes juvenies en el Río de la Plata y el Delta del Paraná. No faltan en la caja de ningún concursero, bien adobados con aserrín y harina de pescado, ni tampoco en las lombriceras de los pescadores cornaliteros del Guazú que encuentran en este cebo un atractivo único para sus encarnes en anzuelos mínimos. Para este apartado vamos también a sumar a las isocas, algo que los pescadores del delta llaman bicho blanco. Para su encarne, se les rompe el final de la cola con la uña, se les  saca el barro y se encarnan pinchando primero al lado de la cabeza del cuero que queda y se hace una sola pasada más por el anzuelo. Es un cebo que en el Delta funciona muy bien cuando se produce el remonte del peje por el Paraná y el Uruguay.  

Saborizantes

En estos tiempos de muchos saborizantes de carnadas que prometen maravillas en las góndolas de las casas de pesca, le vamos a dejar a cada pescador que haga su experiencia particular con marcas comerciales. Sí vamos a contar que en algunas zonas del país, como en Tucumán, donde no es fácil conseguir mojarras, muchas veces las que se encuentran están deshidratadas, y los pescadores locales las hidratan antes de salir a diques como el Escaba con un líquido compuesto por aceite de bonito y biorey. Sobre esa base rendidora, cada pescador agrega cosas a piacere.

0422_carnadaspeje

En el mar

Para la mayoría de las pescas de pejerrey de mar se usa el camarón fresco como base. Para una actividad con elementos livianos, como la de escolleras, se lo usa pelado, rindiendo entonces 2 o 3 encarnes cada camarón. Todo cambia si vamos de playa, donde usaremos un camarón pelado con una tirita de magrú. Los tamaños de encarne van a variar de acuerdo al porte del pejerrey esperado: no es lo mismo un baboso que un panzón. Si queremos prepararlo, lo pre tratamos con sal y azúcar, esperamos a que se deshidrate y repetimos el proceso. Esto le da una dureza mayor y lo conserva.
¿Atamos o no atamos la carnada? Para una pesca liviana de escollera podemos usarlo sin atar, pero si vamos a lanzar de orilla, conviene asegurarlo un poco, máxime si pescamos en zonas donde hay cangrejos. Si el peje está cazando, usar tiritas de filet del propio pejerrey, en banderita, será muy recomendable.
Fernando Riera, de San Blas, recomienda siempre usar de base el camarón, cortado en daditos acorde al anzuelo y asegurados con hilo mágico para evitar que se desprenda fácilmente. Podemos incluso tener preparados los bocaditos de camarón previamente, para lo que vamos a usar dos pinches en un corcho, en el que enhebraremos el camarón cortadito y allí le daremos unas vueltas de hilo mágico. Desprendemos el camarón amatambrado del pinche y lo guardamos en la cajita de carnada. Ese trabajo previo hace que no perdamos tiempo en cada encarne a la hora de la pesca. 

0422_carnadaspeje

Para el panzón, Riera recomienda acompañar el encarne de camarón con una tirita de magrú salado de 2 o 3 cm. Si se trata de escardones, la tirita de magrú será más corta. El magrú, que se prepara bien rebajado y se conserva en un tarrito con aceite, puede reemplazarse por lisa salada. Y si hay mucho pique podemos usar el camarón solo. Hay quien lo sala y le pone un poco de azúcar para mejorarle el brillo y darle algo más de gomosidad. 
Desde Viedma a Caleta Olivia, durante varios meses del año se pescan cornos y manilas, además de los clásicos escardones. Los cebos tradicionales son lomitos de langostinos o camarones, pero preparados de un modo especial. Primero se los pela y se los deja en un papel o cartón un par de horas para que se deshidraten. Se los tiñe con colorante amarillo y luego se prepara una pasta compuesta por caballa pisada y mezclada en su propio aceite. Eso se le agrega al camarón y éste absorberá los líquidos de la caballa, que también quedará en parte adherida a la superficie del camarón. Si tiene mucho líquido ,se agrega harina común o de maíz. Si contamos con alguna anchoa fresca, podemos picarla con cuchillo, pisarla con tenedor y repetir el proceso descripto con la caballa. Cuando hay más cornos, se usa más el camarón. Y para el escardón, el blanquito o peje de costa, es preferible el langostino.

Como vemos, el pejerrey despierta pasiones y tras su búsqueda en todo el país hay que adaptar los cebos a las circunstancias. Que lo antedicho funcione simplemente para orientar; lo más importante: su propia experiencia. El ensayo y error irán dando las claves del éxito en su lugar de preferencia. Al agua entonces y que tenga buenos piques.

Galería de imágenes

En esta Nota

Wilmar Merino

Wilmar Merino

Comentarios

También te puede interesar

Más en
Mirá todos los autores de Weekend
OSZAR »