Thursday 15 de May de 2025
AVENTURA | 18-02-2025 16:00

Hazaña: se tiró en wingsuit de un helicóptero, se conectó con un avión y tuvo una caída libre en el Gran Cañón de Arizona

Tras algunos intentos fallidos, el alemán Max Manow logró concretar otra de sus locuras aéreas con la intención de saltar varias veces con el traje especial sin necesidad de aterrizar. Galería de fotos y video.
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Max Manow, miembro del Red Bull Skydive Team, volvió a redefinir los límites de la aventura aérea en una impresionante hazaña: sobre los espectaculares paisajes del Parque Tribal del Río Little Colorado, un brazo lateral del icónico Gran Cañón de Arizona, el paracaidista alemán saltó de un helicóptero, siguió a un avión en movimiento y se sujetó a él con un gancho diseñado a medida, lo que le permitió ser remolcado con su traje aéreo fuera del cañón antes de lanzarse en caída libre en la formación llamada Hell Hole Bend. A partir de ahí, se embarcó en lo que él llama su “paracaidismo sin fin”, un logro tan atrevido como sin precedentes. 

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Esta es la primera vez que un usuario de wingsuit demuestra la capacidad de saltar continuamente sin aterrizar. Para lograrlo utilizó un traje aéreo y un arnés especialmente modificados, mientras que el avión Cessna 182 estaba equipado con un sistema de frenos de aire y el gancho. "En teoría, podría repetir el proceso una y otra vez: un paracaidismo sin fin", dijo Manow, insinuando cómo esto podría revolucionar el deporte.
Este vuelo sin precedentes comenzó a 10,000 pies (3.048 metros) sobre la espectacular formación rocosa e Arizona. Después de salir de un helicóptero, maniobró su traje de alas para cerrar la brecha con un Cessna 182 en picada, pilotado por la leyenda de Red Bull Air Force, Luke Aikins. La precisión de la maniobra fue clave: mientras el avión descendía, Manow se sujetó a un gancho que lo conectaba con la aeronave, lo que le permitió ascender a una altitud segura de 2.500 pies antes de lanzarse a otra caída libre. “Se trata de confianza -explicó Manow-. El primer gran desafío fue reunirnos con Luke y encontrarlo en el aire. La primera vez que pude sujetarme al mango fue muy difícil. El flujo de aire era muy diferente y me estaba sacudiendo. Tuve que aprender muchas formas diferentes de volar para concretar esta idea”.

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mAX mANOW.


La logística requirió meses de preparación. Manow pasó cinco entrenándose, incluidas sesiones en un túnel de viento de Estocolmo, para dominar las técnicas necesarias para la conexión en el aire. Mientras tanto, Aikins modificó su avión para garantizar que la hazaña fuera segura y repetible. El Parque Tribal del Pequeño Río Colorado, ubicado en la Nación Navajo, proporcionó un telón de fondo impresionante pero implacable para este esfuerzo. Las dimensiones de Hell Hole Bend (sólo 240 m de ancho y 427 de profundidad) no dejaban margen de error. Con ángulos de planeo de 1:2,2 y velocidades de hasta 150 km/h durante la aproximación, cada momento exigía precisión y confianza.

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Luke Aikins.


"Lo que hace que este proyecto sea único es que estamos tomando cosas que existen pero que no están diseñadas para volar juntas, como trajes aéreos y aviones -explicó Aikins-. Cuando Max me preguntó si podía remolcarlo en un avión, pensé que estaba un poco loco". Una vez conectado al biplaza, Manow pasó tres minutos siendo remolcado fuera del cañón, ascendiendo a una velocidad de 500 pies por minuto. El aparejo personalizado incluía un aerofreno controlado mediante un cabrestante dentro de la cabina y una cuerda alojada en un tubo de fibra de carbono para proporcionar estabilidad en aire turbulento. "Teníamos comunicación por radio, así que siempre lo estaba actualizando sobre la altitud y la posición -completó el piloto del Cesna-. Estaba boca arriba y no podía ver hacia adónde íbamos, así que tenía que tener mucha confianza en que lo llevaría al lugar correcto".

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El "paracaidismo sin fin" de Manow abre la puerta a una nueva visión del uso de wingsuit, en la que los atletas podrían permanecer en el aire sin necesidad de aterrizar. Al reflexionar sobre la experiencia, Manow dijo: “¿Quién sabe hacia dónde llevará esto el futuro del deporte?”. El proyecto también destacó la importancia de la colaboración y la innovación. El helicóptero que apoyó la misión fue pilotado por Aaron Fitzgerald de Red Bull Air Force, con imágenes aéreas capturadas por Marco Fürst, miembro del Red Bull Skydive Team. Mirá el video:

 

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